Dra. Arq. Ana Elisa Fato Osorio
Este
artículo tiene como objetivo valorar los aportes científicos de Rafael Villavicencio
para las intervenciones y ocupación del territorio en el siglo XIX en Venezuela.
El último tercio del siglo XIX venezolano es de especial significación para la
historia de la arquitectura y del urbanismo por las importantes intervenciones
realizadas sobre el territorio y las principales capitales del país.
En
este caso el objeto de estudio es de particulares características, porque el
mismo objeto se convierte en el sujeto a estudiar. Esto puede advertir que para
la construcción del artículo se recurra al “clásico” enfoque de la monografía. Tal enfoque sería una herramienta para
conocer el papel del médico en la formulación y concreción de la arquitectura
cuya vida se convertiría el hilo conductor de esta historia validándose en el
contexto del humanismo italiano, del florecimiento de las ciudades como
Florencia y de los grandes mecenas individuales o institucionales. Sin embargo,
construir una historia a partir de la personalidad del individuo excluye su
actuación en determinado período histórico, ignorando la forma como éste asumió
los procesos involucrados en la ejecución de la obra. Como crítica de esta
concepción de la historia del arte como historia de los artistas Hadjinicolau
advirtió “que la proyección sobre la historia de una problemática procedente de
la historia de los individuos es una falsificación de la índole de la historia
y, por consiguiente, de la historia del arte”[1]. Puede adoptarse el enfoque en tanto se conoce al individuo que
dio origen a la obra, pero no permite el conocimiento de la obra misma.
El amplio abanico de fuentes seleccionadas y consultadas para este
artículo confirma que las mismas pueden ser “cosas, relaciones entre las cosas,
la tradición, todas las fuentes del conocimiento histórico”. Conocer sobre los
factores y circunstancias que explican los hechos del pasado del siglo XIX
venezolanos implicó el manejo de fuentes escritas y no escritas, así como
diferentes formas de abordaje, análisis y critica.
La heterogeneidad de las mismas fuentes conllevó a un trabajo de
comprobación, de evaluación de las contradicciones y de la veracidad de las mismas.
En particular cuando se utiliza como fuente primaria los discursos de la
personalidad objeto de estudio: Rafael Villavicencio y de una de las personalidades
más importantes y comprometidas con el siglo XIX: Antonio Guzmán Blanco. Es
así, como el análisis y la crítica de los textos referidos a la historia social,
política, cultural y económica de Venezuela se relacionan en diferentes niveles
con los discursos y proyectos que representan la labor desempeñada por el
doctor Villavicencio y con los cuales se explicó su papel en la construcción
territorial y urbana del país.
El discurso representa la forma como se interpretaron las
diferentes formas de intervenir el territorio venezolano. No podría entenderse
el papel del Villavicencio sin conocer previamente las condiciones generales de
Venezuela y sus relaciones con el mundo. Las actividades de Villavicencio por
si sola no se explican, las mismas deben estar articuladas con las políticas de
los gobiernos de Guzmán Blanco. Tal articulación delinea las cuatro partes que
componen este artículo referidas a la descripción e interpretación de las
condiciones de Venezuela en el siglo XIX; el papel de la ciencia y la
tecnología; la proyección de obras públicas y, finalmente, la participación de
Rafael Villavicencio y la aplicación de la ciencia como instrumento de progreso.
a)
Una aproximación a la Venezuela del siglo XIX
Muchos
acontecimientos mundiales en general estuvieron estrechamente ligados a la
propuesta política, económica, social, cultural, urbana-arquitectónica y
científica del proyecto nacional de modernización capitalista de Venezuela; Antonio
Guzmán Blanco se planteó resolver por medio de un proyecto global tres temas fundamentales:
la economía, las comunicaciones y la población; se estructuró un sistema que
identificó el nuevo esquema político venezolano.
La
primera etapa, de las ideas motrices de Guzmán Blanco –con base en la lectura de
los Mensajes Presidenciales– se refiere a la situación crítica de Venezuela
luego de transcurrida la Guerra Federal por lo que los planteamientos justificaron
las propuestas para el desarrollo económico, de comunicaciones y en la población
como los componentes principales del Proyecto.
Desde
el punto de vista económico se desarrolló un Plan que permitió llevar a cabo
una serie de proyectos de infraestructura urbana, servicios públicos en 1870
“Para que nuestra
obra pública se consolide es indispensable que la complementemos con un Plan
Económico en que tengan medidas los gastos, de modo que las contribuciones,
racionalmente calculadas, no sólo basten para el servicio público, sino que
alcancen para nuestros compromisos extraordinarios y hasta para el fomento y desarrollo
material del país”[2]
El
discurso estuvo definido hasta mediados del siglo XIX por sentar las bases para
un definitivo progreso material, donde la propuesta en 1870 contempló “planes y
propósitos de perfeccionamiento moral...”[3] Las soluciones se enfocaron hacia una
efectiva administración del territorio, a la construcción de obras públicas, de
saneamiento urbano, a la promulgación de leyes y decretos, planes económicos,
reorganización de la educación, entre otros.
El
desarrollo económico restableció el sistema productivo, se pretendió proyectar
la productividad en la imagen de la ciudad y en crear mejores condiciones a la
sociedad para un mejor desenvolvimiento y desarrollo. Se inició un plan de
obras públicas que, contempló la ejecución de una red de caminos y carreteras para
conectar las principales ciudades del país, además de la construcción de
ferrocarriles desde las ciudades de los principales puertos hasta gran parte
del resto del país.
El
mejoramiento de las condiciones para la sociedad consideró las relaciones de
los campos culturales, científicos, del urbanismo y la arquitectura en
especial, Guzmán Blanco se interesó en el mejoramiento de la ciudad de Caracas,
así en el año 1873 planteó la necesidad
“...de pavimento
interior donde estén distribuidos los enconductados del gas y del agua potable,
con la debida separación de las cañerías que requieren el aseo y los desagües
de una población que empieza a ser numerosa; necesita, en fin de algunas obras
de ornato, tan indispensables a la vida civilizada como lo son el progreso
material, todas las que os dejo enumeradas.”[4]
Durante
la gestión de Guzmán la propaganda y la explicación de los logros de su
gobierno, se demostraron mediante los avances en la materialización de obras
públicas y de métodos técnicos para cuantificar y determinar la calidad de los
recursos humanos y naturales. Así las políticas modernizadoras se alcanzaron con
base en los temas de la administración del territorio, del progreso material,
del aumento de la población, del progreso tecnológico, de los avances de la ciencia
médica.
Al
crear las condiciones mínimas para la apertura al mundo capitalista se generó:
en primer lugar, la consolidación de la imagen de un Estado moderno con un
presidente de “ideas modernas” capaz de usar las condiciones políticas como
medios para alcanzar los objetivos planteados; en segundo lugar, se dio paso a
importantes cambios de organización y modernización en donde participaron
sectores opacados por el sistema colonial y las consecuencias de la Guerra Federal.
Para
Guzmán Blanco, fue importante destacar en sus discursos los problemas de
insalubridad del país, por la fragilidad demográfica sucedida a causa de la
contienda Federal que acarreó problemas en la producción agrícola y el consumo
de alimentos, de escasez de vías de comunicación: identificar los problemas claves
de las ciudades venezolanas se constituye en el primer tema utilizado para
emprender la gestión de obras públicas por parte del Estado, ya en 1874 los objetivos
estaban encaminados a
“... aclimatar en el
país las ciencias naturales, tan fecundas para el progreso de las industrias,
traer de Europa especialistas, fundar su jardín botánico, aumentar su
instrumental de física, montar laboratorio químico, etc.” (...) En el censo
encontraréis a más de la población sus condiciones, y la propiedad, las
clasificaciones de ésta y muchos otros datos estadísticos eficaces auxiliares
para la formación de las leyes (...) para todos los demás fines de la vida social...”[5]
Como
instrumentos para consolidar las políticas están la creación de las academias
científicas, fundadas de forma paralela en diversos países de América Latina. El
objetivo común de estas instituciones fue promover, proyectar y realizar obras
de infraestructura urbana, acondicionar la imagen de la ciudad, intensificar la
producción de literatura científica, la divulgación por medios impresos de los
conocimientos adquiridos, de los resultados de las investigaciones botánicas, estudios
geodésicos. Entre éstas se encentra la fundación del Colegio de Ingenieros (1860),
de Médicos (1903), entre otras.
La creación de instituciones
organizadas para asesorar o contribuir con el progreso material del país surgió
por el impulso propio de la “modernización” de los sectores sociales. El
ejercicio de las prácticas científicas, de la medicina, de la farmacia durante
el siglo XIX pasó de profesiones “domésticas” a profesiones institucionalizadas,
que con el apoyo del Estado se convirtieron en uno de los pilares para la
ejecución de las ideas del progreso material y social del país, se consolidaron
como grupos de opinión en el emergente Estado, con cierta autonomía impuesta
por los profesionales que la integran.
A partir de esta
institucionalización se crearon dispositivos de disciplinamiento o de controles
sobre la salud pública, donde participaron las instituciones, avaladas por el
gobierno de Guzmán Blanco. Estas iniciativas apoyaron la investigación sobre el
territorio venezolano que desde su llegada a Venezuela en 1861, realizó el
alemán Adolf Ernst[6]
junto con científicos venezolanos como Rafael Villavicencio, Arístides Rojas, Vicente
Marcano, entre otros.[7]
El
único organismo capacitado para alcanzar por medio del mejoramiento de la salud
pública “el progreso y civilización de Venezuela” era el Estado mediante la
dirección, planificación y organización de la ciudad[8],
con los cual se consolidó como garante del liberalismo.
El
área de la salud, en Venezuela se atendió con especial interés y con el objeto
de promover, proyectar y programar actividades que estimularon el mejoramiento
del nivel de vida del venezolano, se constituyó en uno de los principales
caminos para alcanzar el progreso material por medio de estudios científicos,
construcción de infraestructuras sanitarias y apoyo a los gremios. Las investigaciones
de los recursos naturales, de las principales causas, consecuencias y cuantificación
de la salud física y mental de la población.
En el campo de la producción agrícola, que hasta los
momentos era la más explotada no daba los rendimientos necesarios para una
economía de altos capitales, por lo que se hizo indispensable realizar
inversiones en el área de la explotación de los recursos naturales
“las
riquísimas reservas de productos naturales pasaron a ser un buen campo de
inversiones al ampliarse la demanda de productos de extracción en los países de
economía capitalista avanzada, por lo que Venezuela comenzó a desarrollar lo
que podría denominarse una economía de cantera.”[9]
Con estas inversiones el proyecto
económico planteado alcanzó ciertos beneficios en la explotación de los
recursos naturales por lo que, el conocimiento científico de los mismos se
convirtió en uno de los campos más desarrollados en el siglo XIX y sus
resultados fueron claves para la materialización de las ideas modernizadoras.
Si bien la calidad de los recursos naturales es
fundamental en el siglo XIX, no menos importancia tuvo la calidad de los
recursos humanos, la diferenciación entre el hombre normal y el hombre enfermo
es una invención del siglo XIX, fundamentada en la mentalidad asumida por la
corriente del positivismo, adoptada por Guzmán Blanco, quien en sus viajes a
Europa se nutrió del pensamiento positivista europeo capaz de penetrar en todas
las esferas de desarrollo.
Así como el siglo XIX trae grandes transformaciones
económicas, sociales, culturales y tecnológicas; el hombre alcanzó transformó el
conocimiento sobre sí mismo, esa unidad en la que hasta el siglo XIX fueron
considerados “todos los hombres y con ellos a las cosas, los animales, todo ser
vivo o inerte, y hasta los rostros más calmados de la tierra.”[10]
Se particularizó las condiciones en que cada individuo pudiera encontrarse para
no continuar bajo un sistema generalizado de condiciones. Es así como la clasificación
de la población sana o no de un país y la importancia histórica que adquieren
las instituciones, son logros para beneficio de la humanidad del hombre del
siglo XIX.
A partir de este planteamiento teórico, puede comprenderse
como llegó a ser prioridad para la gestión de Guzmán el conocimiento de la
extensión del territorio y sus características, así como la calidad de sus
recursos humanos, todo con el objetivo de cuantificar los recursos con que
contaba el país y así concretar el proyecto de modernización mediante planes específicos que involucraron
directamente la ciencia y la tecnología.
b)
La ciencia y la tecnología al
servicio del proyecto de modernización
Las
condiciones en el siglo XIX estaban dadas para que la ciudad fuera un elemento
persuadido por el sistema capitalista, la ciudad no era enteramente un lugar
público como en el período colonial, sino que comenzó a ser apropiada privadamente.
Este cambio que fue una manifestación latente en el “capitalismo urbano en formación”,
involucró muy directamente una nueva visión sistemática por la aplicación de la
ciencia en el reconocimiento de cuantos recursos podrían usarse para la
producción y la tecnología como medio para la materialización de obras.
Comenzó
a tener importancia el estudio de la ciencia en Venezuela, luego de haber
pasado por un período colonial de poca ciencia investigativa, a excepción de
los trabajos etnográficos de los padres José Gumilla y Antonio Caulín o los
trabajos del científico alemán Humboldt, de algunas exploraciones realizadas
entre 1754 y 1756 en la región oriental de Venezuela y la zona Guayanesa por el
botánico Peter Loefling, además del antecedente del Tribunal del Protomedicato
fundado en 1777 y que funcionó hasta las dos primeras décadas del siglo XIX.
Los estudios referentes a la Botánica se introdujeron en Venezuela por los
trabajos de A. Q. Rivinus, quien propuso un sistema de clasificación
continuados por Carlos Linneo, De Jussieu y De Candolle, quienes tuvieron
amistad con el Dr. José María Vargas. Con estos antecedentes, en el siglo XIX
se introduce el conocimiento científico con el objetivo de buscar soluciones o
emitir información que permitiera prever problemas futuros. Es una manera de
que el hombre demuestre su capacidad de controlar su entorno y de dirigir las
transformaciones de su espacio.
En
este proceso se dan tres hechos que delimitan la relación de la ciencia con el proyecto
de modernización planteado por Guzmán: en primer lugar, en el campo científico;
en segundo lugar la consolidación o transformación de agrupaciones científicas
y la participación de profesionales especializados en el área, quienes actúan
como supervigilantes de la salud pública por ordenes gubernamentales; y en
tercer lugar la materialización de proyectos de obras públicas de carácter
sanitario que intervienen en la configuración urbana de la ciudad,
En el campo científico, dos son los componentes que explican
la incorporación de la ciencia, el conocimiento de la calidad de los recursos
naturales: climas, lagos, lagunas, aguas minerales, flora, fauna, además de conocer
la extensión del territorio venezolano con límites, dimensiones. El
desconocimiento de la extensión del territorio venezolano, comenzó a ser objeto
de interés, y puede entenderse como una necesidad de identificar el territorio
para la aplicación de proyectos con base en un estudio exacto de nuestras
condiciones naturales.
El discernimiento no sólo se produjo
en el campo de lo territorial, sino también se extendió hasta el estudio de las
enfermedades, sus causas, efectos y medios de transmisión, así como la difusión
de investigaciones científicas que tenía como objetivo prolongar los años de
vida del individuo para alcanzar mayor nivel de población sana.
Si bien, promover la inmigración como medio
para satisfacer necesidades de mano de obra para actividades productivas fue un
mecanismo recurrente en las políticas de Guzmán, no lejos estaba la necesidad
de determinar la población venezolana efectivamente sana, además de que en el
proceso inmigratorio estaba implícito garantizar un mínimo de condiciones
físicas y de salud pública para los individuos que se incorporaron al sistema
productivo venezolano.
Los estudios en el campo científico,
formaron parte de la base exploratoria de una “bien dotada naturaleza”
venezolana que, posiblemente, por un “inteligente” análisis científico se
materializó con obras que representaron progreso.
Los
avances de la ciencia en Venezuela durante el siglo XIX, comenzaron a tener
auge en 1861, con la llegada de Adolfo Ernst a Venezuela. Su interés por la
investigación natural, lo llevó desde las aulas de la Universidad de Caracas a
incentivar los estudios sobre botánica, zoología, ciencias de la tierra y
antropología.
A
partir de la determinación de los campos específicos de exploración científica,
al haberse asumido cierta “independencia intelectual” era preciso tamizar la
información recopilada por los métodos de cuantificación, clasificación y divulgación
de los resultados de las investigaciones, con la idea de ejecutar proyectos de
materialización de obras públicas.
En
la aplicación del conocimiento científico sobre los recursos naturales
venezolanos se involucró un grupo de especialistas que encontraron refugio en
los nuevos esquemas políticos de la segunda mitad del siglo XIX, los participantes
de las organizaciones científicas además de satisfacer su curiosidad científico–intelectual
establecieron las verdaderas condiciones sanitarias, con el fin de proyectar
las soluciones urbanas en la ciudad. Gran parte de estos científicos–intelectuales
lograron ocupar una destacada posición por los niveles de utilidad que sus
trabajos alcanzaron en la formación urbana de la ciudad; además que los
intereses del campo de la ciencia se extendieron hasta la participación de profesionales
de otras áreas como la ingeniería, la arquitectura, la educación, entre otros. Entre
estos científicos están el mencionado Adolf Ernst quien a la par de Rafael
Villavicencio realizó importantes trabajos de investigación, Aristides Rojas,
Jesús Muñoz Tebar, así como un grupo de personalidades que lo mantenían
informado de las particularidades de cada región.
El
conocimiento de la hidrología venezolana, lejos de parecer una investigación
“inútil”, arroja resultados certeros en dos campos específicos: primeramente,
el uso de aguas marítimas “no saludables” como medios de comunicación marítima,
en segundo lugar, la disposición aguas “saludables” para el consumo o como
fuentes curativas para la población.
Las
investigaciones propuestas por Guzmán son comentadas por los especialistas en
este caso por el Doctor Rafael Villavicencio, como novedosos adelantos para la
medicina,
“Ha sido en verdad
una sorpresa para muchos el resultado del análisis de esta agua, hecho por
orden del Ilustre Americano y por muy hábiles químicos; los admirables sucesos
terapéuticos obtenidos antes de ahora en personas gravemente atacadas de varias
dolencias, entre otras cosas, afecciones hepáticas, reumáticas y sifilíticas...”[11]
Las
propiedades de la naturaleza en el mejoramiento de las condiciones de la salud
pública fueron de gran valor en las propuestas de renovación sobre la ciudad.
En el campo de la geología, el
conocimiento de la “topografía médica de un lugar”, fue una de las principales
fuentes del conocimiento en la explotación de recursos naturales para el
beneficio económico “La estrategia de cambio guzmancista encontró en la
exportación de los recursos naturales un apoyo esencial para su propósito de
articular el crecimiento económico del país a la dinámica del capitalismo”.[12]
El campo científico que estudia la
altitud de los terrenos –hipsometría– ejerció importante influencia en el
desarrollo de especies vegetales y animales, así como en la salubridad de la
población. La investigación sobre las características de la población
venezolana, permitió la clasificación de acuerdo a las razas, natalidad, causa
de mortalidad y principales enfermedades.
Todas estas investigaciones y
clasificaciones fueron difundidas y fueron objeto de discusión de sectores
científicos especializados como médicos, ingenieros, científicos, entre otros,
los cuales se agruparon en instituciones específicas con el apoyo guzmancista.
Entre las primeras acciones de estas
instituciones se encuentra la creación de medios para el control, supervisión y
vigilancia de la Salud Pública Nacional, es así como (La Facultad Médica)
“le toca el examen y
expedición de títulos de los cirujanos, boticarios, sangradores y parteras, el
orden y el arreglo de las boticas, los aranceles de drogas, la supervigilancia
sobre la conservación de la salud pública, y otras atenciones interesantes.
Este establecimiento es uno de los más útiles que podemos tener en nuestro
presente estado, y el bien nacional pide su sostén y protección, y su enlazamiento
con las juntas de sanidad”[13]
A partir de 1883, la Facultad Médica es
sustituida por el Colegio de Médicos y el Consejo de Médicos, instituciones que
interactuaron con el Proyecto de Modernización
para alcanzar “el mejoramiento de la salubridad pública de toda la nación”.
El desempeño del Estado frente a la nueva
disposición urbana de la ciudad, debió alcanzar mecanismos especializados que
normalizaron no sólo los nuevos dispositivos urbanos, sino también la conducta
de sus habitantes, se dictaron decretos que obligaron al ciudadano a realizar
el aseo diario de su casa y el traslado de la basura a lugares establecidos, es
así como con los primeros controles que ofreció la Facultad Médica se inició un
sistema de regularización y control de las condiciones de la salud pública
venezolana.
La participación de los ingenieros se
institucionaliza con la creación del Colegio de Ingenieros, el 24 de octubre de
1860, si su papel inicialmente fue de “Institución Científica”, su valor
fundamental estaba en la “coordinación intelectual” y materialización de todas
aquellas obras destinadas al mejoramiento de la salud pública.
Con la creación del Colegio de Ingenieros,
los profesionales en esta área desempeñaron funciones en la modernización de la
infraestructura urbana. Luego de estudiar los resultados de las investigaciones
científicas, debió poner en marcha un plan de soluciones que contempló la
construcción de acueductos, alcantarillados, reparaciones, construcción de
nuevas edificaciones como: cementerios, hospitales, mataderos públicos, por lo
que desde sus inicios se convirtió en el órgano de consulta, dependiente del
Estado y adscrito al Ministerio de Guerra y Marina.
Estos dos ejemplos muestran como la administración
de la ciudad se gestó sobre la base de la interpolación de disciplinas, que se
organizaron bajo el mando de un “único ente” representado por el Estado.[14]
Mientras la actividad científica ocupaba
buena parte de los intelectuales del país, las reformas de la educación influyeron
en la formación de profesionales en los diferentes campos, convirtiéndose en
una importante pieza de multiplicidad de fuerzas, capaz de crear –por confiar
en su propia capacidad– instrumentos de control que el Estado aprovechó y logró
vincular en sus proyectos.
La reforma educativa se hizo notoria en
cualquiera de sus niveles, se decretó el 27 de junio de 1870 la educación como
prioridad política, organizada sobre la base de la instrucción popular,
gratuita y obligatoria, así como aprovechar las instalaciones religiosas,
apoyada sobre el Decreto de 1874 que eliminó los recintos religiosos en el
país, para extender la capacidad de la enseñanza sobre las ciencias naturales,
la botánica entre otras, mientras tanto se fundaron las Cátedras de Historia
Natural, Historia Universal, además la Biblioteca de la Universidad Central se
convirtió en el principal medio de consulta para las investigaciones.
El valor de la transformación en la
educación está en los niveles de modernización que para el siglo XIX ésta
alcanza: se establece una ruptura cultural e intelectual con el “sistema”
colonial, se inició la divulgación de ideas pedagógicas modernas basadas en las
corrientes positivistas.
La propuesta de modernización era necesario
apoyarla con una propuesta de cambio en el Estado, organismo capaz de formular
nuevas estructuras educativas en el país. El Ministerio de Fomento se dedicó a
cumplir con los objetivos del Estado por lo que para “aquellos años de 1874 en
adelante que toman cuerpo por las noticias que traen sobre la marcha de la
educación se revela que el centro del Ministerio de Fomento es la Instrucción
Pública, más que de Fomento.”[15]
Gracias a esta receptividad de los
resultados de las prácticas en el desarrollo de la educación, en 1881 se creó
el Ministerio de Instrucción Pública, arrojando importantes adelantos en el
área: la formación de maestros, la dotación de escuelas, la preparación y
edición de textos y las condiciones necesarias para un mejor desarrollo de la
población y de crear condiciones para poner en práctica los conocimientos
adquiridos. Con las reformas en la educación se amplió la dimensión del
conocimiento con los que se fracturan los niveles de ignorancia de la población
durante la colonia y luego de sucedida la Guerra Federal.
Finalmente, la participación de las
agrupaciones científicas y los nuevos esquemas modernos puestos en práctica en
la educación, pueden definirse como instrumentos capaces de alcanzar las “ideas
modernizadoras” y la materialización del proyecto de obras públicas en
Venezuela acondicionadas a la coyuntura histórica del siglo XIX.
c)
Las obras
públicas en el siglo XIX
Las relaciones de los estudios
científicos y los resultados materializados en obras arquitectónicas y nueva
estructura urbana se encuentra en una suerte de subordinación: sin un amplio
conocimiento de las cualidades naturales del paisaje o de las causas de
epidemias consecuentes en la población venezolana no pueden establecerse las
bases para “el progreso material y civilización de Venezuela”.
La materialización de obras públicas,
a partir de los resultados de estudios científicos abarcó desde la propuesta de
una nueva ubicación de los cementerios, la formación de un proyecto para una
casa de beneficencia general, la construcción de lazaretos, como obras
puntuales de arquitectura y la construcción de acueductos, alcantarillados,
reparación de cloacas, dotación de servicios de balnearios y sitios de recreo
en las principales ciudades del país, la movilización de los mercados públicos
y mataderos como obras de transformación urbana.
La
ubicación de los cementerios junto a las iglesias en el período colonial, fue
uno de los principales focos infecciosos, desde la perspectiva urbana se propuso
la utilización de terrenos en la periferia de la ciudad para la ubicación de un
único cementerio, ensayo que se realizó por primera vez en la ciudad de Caracas
junto con la promulgación de leyes regularon los usos de los espacios urbanos.[16]
Las
consecuencias de la Guerra Federal en la salud pública hizo indispensable conocer
las condiciones de salubridad en la que se encontraba la población y al mismo
tiempo ofrecer soluciones a los problemas encontrados: “La sociedad de Amigos del País de Caracas, invitada por el
ejecutivo, se ocupa en la formación de un proyecto para una casa de
beneficencia general, que será sometida al examen de la legislatura.”[17]
Las casas de beneficencia fue una de las ideas que articularon a las
Instituciones con el Estado, para dar respuestas a los problemas de salud
pública.
Desde
el punto de vista urbano, las soluciones se gestionaron directamente sobre la
organización de la ciudad para ofrecer mejores servicios a la población. Con la
intervención del Estado y la administración pública se alcanzó “un nivel
aceptable en las condiciones higiénicas generales”.[18]
Para Guzmán Blanco el
aprovechamiento de los recursos naturales no era sólo un tema de “negocios y
política”; el realizar obras públicas como vitrina del progreso del país produjo
beneficios para la salud pública. Guzmán ya estaba convencido, por su
experiencia personal, que la permanencia cerca del mar o en los tratamientos de
aguas termales era una fuente para la curación de enfermedades, por lo que la
construcción de balnearios y de edificaciones para el descanso fue una de las
prioridades de su gobierno “la estada en Puerto Cabello le agrada. Se baña en
el mar todos los días y hasta proyecta contratar una buena y bonita casa para
que nos vengamos a pasar unos de temperamento. Es un lugar más agradable que
Macuto”.[19]
La dotación de agua a toda la urbe
es uno de los principales proyectos urbanos del siglo XIX, luego de analizadas
las condiciones de las principales fuentes naturales, se materializó con la
ejecución “En 1873 y 1874 (...) el acueducto de Caracas con la toma de Macarao
y los estanques de distribución de aguas en El Calvario (...) Se termina el
acueducto de Valencia y luego los de la Victoria, Macuto, San Felipe,
Barquisimeto, Guanare, Coro, Mérida, Carora, Porlamar, Ciudad Bolívar y
Maracay...”[20]
estas obras además de involucrar un estudio científico comparte roles con los
avances tecnológicos en la construcción, los cuales son aplicados en los
proyectos por la figuras de los ingenieros-funcionarios del Estado.
En
el caso de la dotación de servicios de balnearios y sitios de recreo no hubiera
sido posible, sin los resultados satisfactorios sobre las propiedades curativas
del mar y las aguas termales. En este ejemplo se establece cuán importante es
para Guzmán Blanco la salud pública de la Nación y hasta dónde llegan los
alcances de las gestiones del Estado, utilizando a los funcionarios intermediarios
entre “el problema y la solución”.
Baños de San Juan de los Morros o de Guarume. 1874. Fuente: ZAWISZA, Leszek. Arquitectura y obras públicas en Venezuela. Tomo 3, p. 351
El Estado asumió tal grado de importancia en el siglo XIX, que no se debe dejar pasar por alto el papel que jugaron sus funcionarios; como Guzmán Blanco lo ratificó en sus Mensajes Presidenciales, en decretos, en ordenes y reglamentos, la salud pública es prioridad de su Gobierno, en la incorporación de un funcionario con conocimientos científicos y tecnológicos dentro de las dependencias del Estado, se encuentra el éxito de las “ideas modernizadoras” en el desarrollo de la ciencia como instrumento de progreso.
En la organización de las actividades en
el campo científico, en la participación de instituciones y nuevas propuestas
en la enseñanza se lograron materializar las obras públicas como parte de las
políticas del Estado decimonónico. Se fusionaron los conocimientos de la
ciencia con los avances tecnológicos como muestras del proyecto de modernización;
en esta fusión estaba implícita la participación de los mejores colaboradores –científicos,
ingenieros, arquitectos, médicos– “como una de las formas o técnicas de
gobierno usadas por Guzmán”.[21]
d)
Rafael Villavicencio, en todos
los campos de la ciencia
Rafael Villavicencio, nació en Barquisimeto el 12 de abril de 1838, profesional de la medicina desde 1860, año en que recibió el título de Doctor en Ciencias Médicas. Divulgó el positivismo en Venezuela y fue funcionario ejecutivo del gobierno de Guzmán Blanco
Participó como fundador y director del periódico El amigo del progreso en 1865 junto con el Doctor Teófilo Rodríguez; fue Ministro de Fomento en 1870, fundador de la Sociedad Científica el 2 de junio de 1877, Cónsul de Venezuela en Nueva York en la última década del siglo XIX, ejerció el cargo de Rector de Universidad Central de Venezuela, Diputado Senador al Congreso Nacional y Ministro de Instrucción Pública, Presidente del Primer Congreso Pedagógico Nacional y miembro de la comisión redactora del Proyecto de Código de Instrucción Pública, promulgado en 1897.
La participación de Villavicencio en
el gobierno guzmancista puede entenderse a razón de los profundos conocimientos
que éste había alcanzado como estudiante e investigador de las condiciones
físicas y naturales durante el siglo XIX, lo cual se reflejó en todos sus
trabajos. Su visión sobre el progreso de la nación no estaba alejada de las
corrientes del pensamiento positivista: la ciencia y la enseñanza fueron
consideradas como un instrumento necesario para el progreso.
La afinidad entre el pensamiento de
Villavicencio y Guzmán explica la incorporación del científico en el gobierno
guzmancista. Como profesional conocedor
de las áreas que intervinieron en el proyecto de salud pública, pudo gestionar
todos aquellos proyectos que involucraron el mejoramiento de la salubridad pública
y de las reformas importantes en la educación venezolana del siglo XIX, los
cuales repercutieron sobre el ordenamiento urbano de la ciudad, con la
implantación de controles urbanos y de saneamiento.
Sobre la “posibilidad de clasificar
los fenómenos urbanos con los métodos de las ciencias naturales (las más
objetivas y ciertas) entusiasma a los seguidores de la nueva disciplina y
parece darles el prestigio de los científicos”.[22]
Este hecho que parece caracterizar a las ciudades del siglo XIII europeas encontró
acogida en las ciudades del siglo XIX venezolanas, en donde el urbanismo en
formación se acondicionó a una serie de lineamientos científicos y tecnológicos.
La obra del Doctor Rafael Villavicencio podría ubicarse en dos vertientes, influenciadas por el pensamiento positivista, su labor como educador y sus trabajos como científico cuyos aportes vinculan muy estrechamente el desarrollo de la ciencia con los resultados urbanos y las manifestaciones del progreso en el país; estas dos vertientes que identifican su obra permiten considerarlo como uno de los funcionarios con importante incidencia en la renovación urbana y la incorporación de Venezuela a una dinámica “científico-capitalista”.
En su labor como educador, transcendió hasta las innovaciones prácticas con las que contribuyó a la formación de la “vida moderna”, adquirió en el país un buen crédito de educador no sólo por la práctica del ejercicio docente, sino también por el conocimiento que poseía de la teoría”[23]
Como prioridad en la obra de Villavicencio es el tema de la educación, los avances logrados en esta área trascendieron en la formación de un “estado mental ideal” en la consolidación de las ideas de progreso del país. Sus ideas relacionan directamente a la educación con la libertad del hombre “La libertad, o sea el poder que tiene el hombre de usar sus facultades, aumenta en la misma proporción que estas se desarrolla”[24] Este es uno de los puntos coincidentes con los planteamientos de Guzmán Blanco durante su gobierno.
Entre los planteamientos acogidos por el “Ilustre Americano” encontramos en 1875, la reforma de las ideas como condición indispensable para un cambio en la vida social. Sin lugar a dudas, que educando a la población se propone un mejor conocimiento de las verdaderas condiciones del país, la idea era fomentar “los principios de progreso del país dentro del orden que garantice estabilidad y mejoramiento de las instituciones, en momentos de grave disolución de las mismas y deterioro de las fuentes de riqueza como aconteció en aquel entonces”[25]
Además de difundir por medio de discursos, escritos en prensa de sus lecciones de historia universal en la universidad, su trabajo como médico-científico lo llevó a ejercer la medicina hasta 1868 y a realizar investigaciones científicas novedosas como miembro residente de la Sociedad de Ciencia Físicas y Naturales, que fueron fundamentales para las propuestas de renovación urbana del país.
Una buena parte de sus trabajos fueron publicados por los medios impresos que divulgaban las investigaciones científicas: Unión Medica de Nueva Esparta (El Federalista, No. 1270 el 7-11-1967), Las Aguas de Guarume (El siglo XIX, No. 53 el 14-02-1873), Las Ciencias Naturales en Venezuela (publicado en el Cojo Ilustrado, No. 66 el 15-09-1894), La República de Venezuela bajo el punto de vista de la geografía y topografía médica y de la demografía, Las tenerías de la ciudad, la salubridad y la cuestión de alimentos.
No
lejos estaba Villavicencio de contribuir con los progresos materiales de
Venezuela en la segunda mitad del siglo XIX, como científico y educador en el
campo de la ciencia, al realizar una revisión de sus discursos y propuestas
sanitarias, manifestó una línea similar a la establecida por Guzmán Blanco, su
visión sobre el progreso intelectual y material del país no dista de ser muy
diferente al pronunciado por “el Ilustre Americano” y esto se puede reconocer cuando
en su discurso pronunciado en el año 1866 hace referencia a
“la palabra
civilización envuelve la idea de progreso en general, y los que la toman como
sinónima de adelantos intelectuales y materiales, la sacan de su verdadero
significado; ni aun puede concebirse este progreso parcial porque
desenvolviéndose en el hombre las facultades intelectuales, debe perfeccionar
el conocimiento de lo bueno, de lo justo, de lo bello como todos otros
conocimientos... ”[26]
Además de dar tanta importancia a lo
que puede denominar “salud pública”, adquiere un valor significativo es sus
propuestas el tema de la industria “Es bajo el régimen industrial que nuestras
facultades toman el vuelo más poéticamente animado, más sabiamente dirigido,
más moral y socialmente regulares de que sean susceptibles...”[27] Extender el campo de acción de los mecanismos
para alcanzar el mejoramiento de la calidad de vida de la población venezolana
al establecer una aceptación al desarrollo industrial se manifiesta una
estrecha relación con los objetivos propuestos por el Estado, donde el
mejoramiento de las condiciones de vida y aproximarse a cierto desarrollo
industrial son prioridad para el progreso del país.
En la aplicación de los estudios
científicos para el progreso de la industria, los aportes de la obra de
Villavicencio se encuentran en los estudios sobre la situación, límites,
dimensiones, además de recursos naturales de Venezuela, no sólo la calidad sino
también la cantidad de los mismos, ofreció un abanico de posibilidades de explotación
industrial que permitió acercar a Venezuela a las actividades capitalistas.
El aporte de los trabajos geológicos realizados por Villavicencio como miembro de la Sociedad Científica que, consistieron en la exploración de minerales recogidos en expediciones, se puede considerar como la base “científica” de la explotación de recursos naturales del proyecto económico propuesto por Guzmán Blanco. Es una respuesta a los alcances que sobre investigaciones geológicas lograron los científicos-intelectuales.
Villavicencio consideró primordial “el remedio de la enfermedad” como forma de progreso del país “... Así, el mal físico da severas lecciones que impiden el desarrollo moral, poniendo al hombre en capacidad de remediarlo...”[28] La práctica de la medicina se extendió a todos los niveles sociales, políticos y culturales del país los estudios médicos se encaminan hacia el área de la cuantificación de hombres sanos y enfermos y es uno de los principales temas que se pueden hallar en la obra de Villavicencio como médico en su trabajo La República de Venezuela bajo el punto de vista de la geografía y topografía médica y de la demografía.
El completo trabajo de Villavicencio realizado en La República de Venezuela... en una parte considerable del territorio nacional, se convirtió en uno de los principales trabajos científicos cuyos resultados permitieron abordar la problemática urbana que afectaba directamente la salud pública del país. En uno de sus capítulos la “Demografía Patológica” además de detectar algunos vacíos que ha encontrado en la investigación[29], clasificó las “enfermedades reinantes” en la capital y en las principales ciudades del país; el conocimiento de los tipos de enfermedades, es un primer paso para la toma de medidas sanitarias sobre los habitantes, se plantearon con base en un estudio real de las condiciones de la ciudad disposiciones de leyes y propuestas urbanas como mecanismos para la regularización y controles sobre el uso de la ciudad.
Al determinar que las aguas que abastecen a la ciudad no son las más óptimas para el consumo humano, la propuesta de una acueducto en la ciudad fue una de las obras urbanas de mayor relevancia sobre la formación de la ciudad del siglo XIX –tomando en cuenta la idea del saneamiento de la ciudad– fue la realización de acueductos que incorporaron una nueva manera de abastecer de agua a las viviendas, además de considerarse un novedoso trazado de redes de tuberías en la ciudad que distribuyó las aguas desde el Acueducto de Macarao hasta la represa de El Calvario, con la construcción de conductos y puentes de largos recorridos.
En el artículo sobre las Tenerías de la Ciudad, en el estudio de que las mismas se encontraban en mala ubicación en relación con las áreas residenciales, importantes contribuciones en la toma de medidas profilácticas se dan por parte de médicos e ingenieros, bajo las órdenes del Presidente
“... del ilustre
americano, Presidente de la República ordenando la inspección de los
establecimientos de Tenerías de esta ciudad con el fin de examinar si el modo
como actualmente se da en ellos salida a los residuos de las pieles y de las
sustancias que entran en su preparación, puede ser perjudicial a la salubridad
pública...”[30]
La respuesta del equipo de profesionales ante
las condiciones de insalubridad que propone la aplicación del conocimiento
científico, por lo que se dan soluciones al problema planteado por el ilustre
americano
“... medidas
profilácticas muy sencillas a saber (...) los desagües o corrientes y todas
dependencias de las oficinas, deben estar enlosadas con argamasa arenosa y
presentar una inclinación suficiente para dirigir todos los líquidos al
depósito general (...) las aguas sucias, llamadas aguas grasientas deben ser
transportadas fuera de los talleres ya por medio de cañerías subterráneas...”[31]
La aplicación de medidas profilácticas y
urbanas en el siglo XIX, finalmente, son ideas de la modernización, que en
algunos casos, con una efectiva aplicación lograron alcanzar los resultados
planteados en el nuevo esquema político de Guzmán Blanco. El gran valor de las
ideas puede encontrarse en que de alguna manera se lograron fusionar tres
campos que no habían sido explorados anteriormente en un proyecto global del
país: los estudios científicos como mecanismo para alcanzar la renovación urbana
de las ciudades y por ende alcanzar un cierto nivel de progreso que permitiera acercar
a Venezuela al sistema capitalista mundial.
Rafael Villavicencio, formó parte de los
divulgadores del positivismo en Venezuela junto con Adolf Ernst, ambos encontraron
en el positivismo la forma de modernización para la sociedad venezolana. Fue
una manera de hacerlo sin recurrir directamente a la política, ni por medio de
reformas físicas ni propuestas económicas, sus planteamientos se vincularon
directamente con reformas educativas, con investigaciones científicas cuyos
resultados fueron considerados como fuentes indispensables para las
aplicaciones efectivas sobre el progreso general del país.
Tanto Villavicencio como Ernt se convirtieron en los principales promotores de la fundación de varios Institutos destinados a promover investigaciones científicas como el Instituto Venezolano de Ciencias Sociales (1877) y la Sociedad de Amigos del Saber (1882), que junto a la cátedra de Ciencias Naturales en Universidad Central de Venezuela son los principales difusores del pensamiento positivista desde las aulas de clases y los medios impresos.
La Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales, fue fundada por el Doctor Adolf Ernst junto con un grupo de jóvenes, en el año 1867 siendo su presidente hasta el año 1878. Con su fundación se inició un nuevo camino en el estudio y la difusión de las ciencias físicas y naturales del país.
Inicialmente tuvo como objetivo la
comunicación recíproca de “observaciones y estudios sobre la historia natural
del país...”[32],
mientras las reuniones se sucedían todos los lunes, surgió la inquietud de
darle publicidad a los trabajos utilizándose como medio divulgativo una columna
del diario El Federalista, luego el
organismo oficial de divulgación –por muy poco tiempo– fue la revista Vargasia, que circulo entre 1868 y 1870,
más adelante las actas fueron publicadas en el periódico La Opinión Nacional.
Las actividades de la Sociedad se convirtieron en uno de los principales temas de interés de Guzmán Blanco, bajo la perspectiva de desarrollar los planes de educación y obras públicas durante sus gobiernos de aquí puede entenderse, la acogida que dio a todas las propuestas planteadas por los “intelectuales –científicos” que participaban en las reuniones de la Sociedad.
La Sociedad asumió una posición “catalizadora” frente a los objetivos del nuevo Estado: mientras sus participantes enriquecían sus conocimientos con el intercambio de ideas, de investigaciones; la aplicación de los conocimientos en los proyectos de educación en los diferentes niveles y de obras públicas, ofreció la oportunidad al Estado de cubrir parte de los objetivos de sus políticas de gobierno.
Los aportes de las investigaciones abarcaron aspectos de distintas áreas de la medicina, de la botánica, de la zoología, de la geografía del país y hasta aporte científicos de otras partes del mundo que eran objeto de divulgación nacional. Es por ello que encontramos estudios científicos “Sobre el carácter de la naturaleza en el oriente y occidente de nuestra República y los vegetales de la flora venezolana que producen cera y leche vegetales, caucho y hebras textiles”[33] Con este ejemplo se puede establecer sólo un vínculo –de los tantos que existen– entre lo que impone para el país el descubrimiento de especies vegetales que producen materia prima para la industria nacional.
Las políticas del Estado buscaron la transformación del país mediante métodos que impulsarán la economía capitalista de manera que Venezuela alcanzará ciertas condiciones de progreso material. El desarrollo de la industria es uno de los métodos económicos con los que se buscaba la modernización capitalista.
El criterio para explotar los recursos naturales se sustentó sobre la idea de proponer una economía industrializada, además de ser la plataforma para establecer relaciones internacionales al otorgar concesiones de explotación de los recursos naturales.
La contribución de la Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales con el Gobierno Nacional alcanzó hasta la participación de sus investigadores
“en la realización de
estudios hechos para el censo que se llevo a cabo en 1873 (...) El trabajo
realizado fue mucho más allá de recoger los datos de población y producción del
país, al incorporar un conjunto de estudios sobre las condiciones físicas del
territorio, que abarcaron aspectos de la geografía, flora, fauna, hidrología,
meteorología, entre otros...”[34]
El alcance del censo fue más allá que la simple cuantificación de la población venezolana. El interés entre el Estado y la Sociedad se mantuvo por muchos años, la importancia de esta relación en la formación del Estado moderno puede encontrarse en el valor que toma la explotación de los reales recursos del país en la nueva dinámica capitalista de producción, son relaciones que se acondicionaron a un nuevo estado progresista donde ya era “una necesidad espiritual y un deber moral”[35] para con el país.
La propia organización de la Sociedad era una muestra de lo que alcanzaron las instituciones “modernas” en el siglo XIX, su campo de acción no se limitó únicamente a investigaciones en la ciudad de Caracas, las ciudades del interior también participaban en el proceso investigativo y de intercambio de la sociedad: los miembros de la Sociedad se dividían en los residentes (en Caracas), los corresponsales y los honorarios, además de tener estrechas relaciones por el intercambio de publicaciones con instituciones científicas en otras partes del mundo: Estados Unidos (por el Smithsonian Institution), Gran Bretaña, Alemania y Francia.
El aporte de los trabajos de la
Sociedad Científica no fue exclusivamente de identificación de especies
vegetales, animales, de identificación de enfermedades, de divulgación de los
estudios, sino que se abocó a cuantificar igualmente los recursos en cada
región, así como diferenciarlos entre ellos por géneros, especies, tipos entre
otros.[36]
Además con los importantes aportes científicos de los integrantes de la
sociedad se logró emprender una serie de acciones que modificaron sustancialmente
la “precaria” formación urbana venezolana; en la construcción de importantes
obras públicas tanto de arquitectura y de urbanismo, que finalmente, permitieron
identificar el progreso material de Venezuela.
Particular interés manifestó Guzmán
Blanco en los estudios científicos cuyos resultados permitieron proponer la
organización urbana de las ciudades. La aceptación se hizo pública
“un extracto de un artículo del Dr. Richardson
(...) bajo el título: On the Disosal of the Dead. (...) El autor considera los
procedimientos de la cremación, el embalsamiento y la inhumación, y opina que
el último es el más conveniente y está en más consonancia con nuestras ideas
(...) Recomienda, sin embargo, que los cementerios se sitúen a cierta distancia
de la población y de las corrientes que las surten de agua potable”[37]
Todos los resultados de las investigaciones influyeron en el acondicionamiento y uso de
los espacios en la ciudad; primero las transformaciones se expresaron en la
ciudad capital, las cuales fueron modelo a repetir en las ciudades del interior.
Si bien, la nueva ubicación de los
cementerios incorporó a la ciudad una nueva forma de organizar los espacios
públicos y privados, la obra de Rafael Villavicencio como miembro residente de
la Sociedad, fue de gran importancia por su labor en el área científica que
arrojó importantes datos para la organización urbana de las principales ciudades del país con sus
estudios sobre la República .., la Tenerías de la Ciudad y las
Aguas de Guarume, lo que permite identificarlo como uno de los
“intelectuales científicos” más destacados del siglo XIX por lo versátil y
acertado de su obra para el desarrollo de la materialización de obras públicas
y del progreso del país.
[1]
HADJINICOLAU, Nicos. Historia del arte y
luchas de clases, p. 23.
[2]
En Mensajes Presidenciales. Presidencia
de la República, Tomo I, p. 294.
[3]
Ibídem, pp. 332-333.
[4]
Ibídem, pp. 341.
[5] Ibídem,
pp. 376-377
[6] La relación entre Guzmán Blanco y Adolf
Ernst fue tan estrecha que no se limito únicamente a la aplicación de métodos
científicos, consejos técnicos sobre la reparación de la vivienda y consultas
para la elaboración de los discursos de Guzmán, fueron unas de las actividades
a las que Ernst se aboco como funcionario del período Guzmancista. Véase: BRUNI
CELLI, Blas. Obras completas de Ernst. Edición
de la Presidencia de la República, Caracas, 1986.
[7] Las propuestas sobre salud pública
Guzmán Blanco y sus científicos realizaron en el siglo XIX, estuvieron
fuertemente criticadas por Vicente Marcano, quien “se oponía al autocratismo de
Guzmán Blanco, acusación que hacía extensiva a la Sociedad de Ciencias Físicas
y Naturales y a Ernst...” TEXERA ARNAL, Yolanda. “Las ciencias naturales
durante el guzmanato”. En QUINTERO, Inés. Antonio
Guzmán Blanco y su época. P. 141.
[8] “Resolver las enormes dificultades
que enfrentan los países nuevos en su proceso de crecimiento no puede estar al
alcance de los particulares: no es un esfuerzo individual sino de todo un
cuerpo social. Le corresponde al Estado actuar para crear y favorecer las condiciones
que permitan la prosperidad del país”. QUINTERO,
Inés. Pensamiento Liberal del siglo XIX. Antología,
p. 97
[9]
Ibídem., p. 99.
[10]
FOUCAULT, Michel. Las Palabras y Las Cosas,
p. 356.
[11]
FERNÁNDEZ HERES, Rafael. (Compilador). Escritos
del Doctor Rafael Villavicencio. Tomo 1, p. 355.
[12]
GONZALES DELUCA, María Elena. Negocios y
política en tiempos de Guzmán Blanco, p. 101.
[13]
Pensamiento político venezolano siglo XIX.
Textos para su estudio. Tomo 5, p. 106.
[14]
“El gobierno de la ciudad tiende cada vez más a subdividirse en una serie de
campos operativos distintos. Empieza a formarse un corpus disciplinar para cada
sector” PICCINATO, Giorgio. La
construcción de la urbanística. (Alemania 1871-1914), p. 51.
[15] FERNANDEZ HERES,
Rafael. La Educación Venezolana bajo el
signo del Positivismo, p. 178.
[16]
“...lleva a Guzmán a destinar los terrenos del sitio llamado “Tierra de Jugo”
en el Rincón del Valle, a Cementerio general de la ciudad (de Caracas) en 1875.
El cementerio se inaugura el año siguiente, decretándose al mismo tiempo la
prohibición de enterramientos en todos los demás camposantos de la ciudad”... CARABALLO, Ciro. En: Venezuela 1883. Tomo II, p. 8.
[17]
Pensamiento Político.
Tomo 5, p. 105
[18]
PICCINATO,
Giorgio. La Construcción de la
Urbanística. p. 36.
[19] POLANCO
ALCÁNTARA, Tomas. Guzmán Blanco. Tragedia
en seis partes y un epílogo, p. 370.
[20]
En: Diccionario de...Voz: Obras
Públicas. Tomo II, p.p. 1132-1133
[21]
POLANCO ALCÁNTARA, Tomas. Guzmán
Blanco... Ibídem., p. 577.
[22]
PICCINATO, Giorgio. La Construcción...
Ibídem., p. 44.
[23] FERNÁNDEZ HERES,
Rafael. La Educación Venezolana bajo el
signo del Positivismo, p. 101.
[24] Pensamiento
político venezolano del siglo XIX. Tomo I, N° 13, p. 47.
[25]
FERNÁNDEZ HERES, Rafael. La Educación
Venezolana bajo el signo del positivismo. P. 89.
[26]
Pensamiento político venezolano del siglo
XIX. Textos para su estudio: La doctrina positivista. Tomo I, N° 13, p. 47.
[27] Ibídem., p.
55.
[28]
Ibídem., p. 49.
[29]
“...y será de desear que cuando se vuelva a levantar el Censo de la República,
se anoten para todos los Estados, las circunstancias de que hemos hecho
mención; muy conveniente también sería, y
hasta necesario, a lo menos para los cálculos demográficos, que al inscribir
el estado civil de cada persona se apunte igualmente su sexo, para saber
cuántos hombres y mujeres solteros, casados, viudos y divorciados existen.”
VILLAVICENCIO Rafael. “La República de Venezuela bajo el punto de vista de la
geografía y la topografía médica y de la demografía”. En: FERNÁNDEZ HERES,
Rafael (compilador). Escritos del doctor
Rafael Villavicencio. Volumen 2, p. 317.
[30]
Opinión Nacional. Número 2.461,
Caracas, 24 de julio de 1877. En: Pensamiento
político venezolano siglo XIX). Tomo 2, p. 143.
[31]
Ibídem. p.p. 144-145.
[32]
Revista La Vargasia. Ernts, Adolf.
Tomado de Pensamiento Político
Venezolano. P. 36
[33]
Idem., p. 38.
[34]
TEXERA ARNAL, Yolanda. “Las Ciencias Naturales Durante el Guzmanato”. En: QUINTERO, Inés (coordinadora). Antonio Guzmán Blanco y su Época,
pp.142-143.
[35]
BRUNI CELLI, Blas. (compilador). Actas de
la Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales de Caracas: 1867-1878.Tomo I,
p. 5.
[36]
“La Ledenbergia seguieroides, Kl. Que abunda entre los arbustos a ambos lados
del camino carretero de El Valle, pertenece a la familia de las fitoláceas.
Comprende esta última 20 géneros distintos, de los cuales 7 a 35% se encuentran
en nuestra flora. Estos 7 géneros tienen 46 especia, hallándose 15 ó 32,6%
cerca de Caracas, de modo que de la suma total de especies en la familia que es
de 86, hay 17.4% en la flora caracasana”. En: BRUNI CELLI, Blas. (compilador). Actas de la Sociedad de Ciencias Físicas y
Naturales de Caracas: 1867-1878. Tomo II, p. 98.
[37]
BRUNI CELLI, Blas. (compilador). Actas de
la Sociedad de Ciencias..., p. 170, tomo II.