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martes, 16 de febrero de 2021

Entre Verdad y método de Hans-Georg Gadamer y Reflexiones para un mundo mejor de Fruto Vivas: La aplicación del saber moral y el saber técnico

Dra. Arq. Ana Elisa Fato Osorio

Establecer alianzas a partir de la experiencia de la tradición, del saber moral y del saber técnico entre el Dasein o “estar-ahí” heideggeriano y el uso excesivo de la técnica sobre la consideración de lo humano fue uno de los planteamientos de la hermenéutica del filósofo contemporáneo Hans-Georg Gadamer. Alcanzar la comprensión entre los hombres utilizando la arquitectura fue uno de los objetivos de José Fructuoso Vivas (Fruto Vivas) desde los inicios de su actividad como arquitecto. Se trata con este artículo de acercarse a las ideas y propuestas humanísticas en ambas personalidades a partir de los conceptos de saber moral y de saber técnico que planteó Gadamer en su texto Verdad y Método (1960) y del análisis de la actividad, de la arquitectura y del discurso de Fruto Vivas en su texto Reflexiones para un mundo mejor (1983). Tanto el filósofo como el arquitecto, influenciados por las condiciones culturales de los años de la Segunda Postguerra, manifestaron su desencanto del mundo rechazando la aplicación de la técnica sin tener en cuenta el saber moral. Se concluye que la consideración de lo humano en dos disciplinas diferentes: la filosofía y la arquitectura, abre el diálogo y el encuentro de pensamientos que, en Gadamer y en Vivas, se acentuó con la idea del “estar-ahí” clave para la hermenéutica y la producción arquitectónica y urbana.

Para ver el artículo completo:

http://andromeda.unimet.edu.ve/ojs/index.php/ra/article/view/30/25


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Hacer arquitectura es tener un acuerdo tácito con la historia. Es el resultado de una dura práctica en busca de lo esencial. La arquitectura es una cultura continua, cuyo conocimiento se ha ido transmitiendo en el curso de la historia, que, a su vez, la añeja y la enriquece, incorporándola. Es un acto profundamente culto, pues no se recrea lo que no se conoce. Por el contrario, es el conocimiento el que permite la escogencia y la selección. Y este es el gran momento de la creación.

Hacer arquitectura es recrear elementos que ya existen. No se inventan los patios, las atarjeas, los vanos ni las transparencias, el zaguán los patios ni las plazas. Es también la mirada que recorre con rigor y entusiasmo las pequeñas cosas de la vida, que sublima lo cotidiano, que resuelve bien, por ejemplo, una ventana porque a través de ella entra el paisaje, o que al diseñar un patio sabe que desde allí descubre el hombre las estrellas y le dan un límite al infinito.

(Rogelio Salmona. En: Ricardo L. Castro (1998). Rogelio Salmona. Bogotá, Villegas Editores, p. 49).

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