Conocer la India en el 2007 no es una experiencia fácil de caracterizar; cuando de un país solo percibes contrastes, no se pueden valorar en la misma escala sus manifestaciones culturales y mucho menos las sensaciones. Sin embargo, los contrastes se matizan cuando su arquitectura despierta la sensibilidad propia del profesional de la disciplina y, más aún de un historiador de la arquitectura. Aquí se comparten las fotografías, en donde hay mucho más que el Taj Mahal, el edificio más reconocido de este país.
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lunes, 22 de febrero de 2021
Hotel Humboldt, un milagro en el Ávila
Hacer arquitectura es tener un acuerdo tácito con la historia. Es el resultado de una dura práctica en busca de lo esencial. La arquitectura es una cultura continua, cuyo conocimiento se ha ido transmitiendo en el curso de la historia, que, a su vez, la añeja y la enriquece, incorporándola. Es un acto profundamente culto, pues no se recrea lo que no se conoce. Por el contrario, es el conocimiento el que permite la escogencia y la selección. Y este es el gran momento de la creación.
Hacer arquitectura es recrear elementos que ya existen. No se inventan los patios, las atarjeas, los vanos ni las transparencias, el zaguán los patios ni las plazas. Es también la mirada que recorre con rigor y entusiasmo las pequeñas cosas de la vida, que sublima lo cotidiano, que resuelve bien, por ejemplo, una ventana porque a través de ella entra el paisaje, o que al diseñar un patio sabe que desde allí descubre el hombre las estrellas y le dan un límite al infinito.
(Rogelio Salmona. En: Ricardo L. Castro (1998). Rogelio Salmona. Bogotá, Villegas Editores, p. 49).